martes, 30 de enero de 2018

La luz y el celemín


Aunque yo no digo que no hayan mejorado sobre los primeros que hizo, no ha logrado Romano García, director de la Institución cultural “El Brocense” y organizador de los Otoños Musicales, de varios años a esta parte, no ha logrado, decimos, que tengan la repercusión que tuvieron los primeros “Otoños” de este tipo. No es que les falte calidad a los participantes en esta sexta versión de los Otoños sino que para un gran número de cacereños pasan sus actuaciones desapercibidas, y tras haber pasado, algunos se duelen de no haberse enterado de que actuó tal o cual agrupación. Puede que sea falta de publicidad, o mala orientación de la misma, pero desde luego, tienen menos repercusión estos Otoños que tuvieron los primeros. Puede que también sea la selección del programa, que no se hace para el gran público, yo no lo sé, pero desde luego ha bajado “la garra” que tuvieron otros otoños.
No digo yo que Romano no venga haciendo una gran labor al frente de la institución cultural, pero es una labor más bien silenciosa, aunque no poco trascendente
En el mismo sentido podríamos hablar de las publicaciones de la institución que, excepto cuando se lama a los medios informativos para decirles lo que se imprimirá en el año, no vuelve a saberse mucho de ellas, ni donde adquirirlas, ni hay un índice a mano de cualquiera que pueda indicarle lo publicado por la institución, su precio, y donde puede adquirirlo. Tan importante como imprimir esos libros es divulgarlos y que lleguen al lector que tenga apetencia por ellos. Porque no se trata de que figuren almacenados en unas vitrinas de la institución, sino que se agoten porque se ofrecen en librerías y lugares donde se venden estas cosas.
En fin, que la institución, a mi juicio, no debe ser la luz bajo el celemín.
Diario HOY, 28 de octubre de 1986

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