sábado, 20 de enero de 2018

La marcha verde


Cáceres dejó de ser moro en el siglo XIII, cuando el rey Alfonso IX de León pudo entrar por un pasadizo, con sus caballeros. Las llaves del pasadizo y su situación se la había proporcionado a un caballero leonés la hija del Kaid agareno que mandaba la villa, que se prendó locamente del joven, traicionando de este modo a los suyos. El jefe moro maldijo a su hija convirtiéndola, a ella y a sus damas, en gallinas de oro, que salen en las noches de San Juan y San Jorge a recorrer las calles cacereñas lanzando píos lastimeros y que no volverán a su ser natural hasta que Cáceres vuelva a ser tomada por los moros.
Como pueden ustedes suponer todo esto es una leyenda muy ligada a la reconquista definitiva de Cáceres, porque Cáceres es una ciudad con infinidad de leyendas medievales, muchas de las cuales ligan su cumplimiento, o el de las personas mágicas que las protagonizan, a la vuelta de las tropas agarenas de las que Cáceres fue propiedad casi ocho siglos.
Pues bien, no sabemos si de una forma intencionada o sin darse cuenta de ello, nuestro alcalde y su grupo político están a punto de conseguir el que las leyendas se cumplan y la princesa mora deje de ser una áurea gallina y vuelva a descansar a su tumba sin andar asustando a los cacereños en las noches mágicas.
Decimos esto por la invasión mora, en forma de vendedores de baratijas de la que está siendo víctima nuestra ciudad. Desde la guerra civil, en que Franco trajo a los ejércitos regulares de Melilla, en Cáceres no habíamos visto tanto moro junto. Es más, conocida la leyenda, hay cacereños que temen que ésta sea una disimulada “marcha verde” como la que Hassan realizó para apoderarse de las “provincias españolas” del Sáhara. No sabemos si el ayuntamiento ha parado mientes en este peligro, que puede ser la marcha de la tortuga de la que se habla en Ceuta y Melilla.
Uno no quiere ser agorero, pero la princesa puede que muy pronto deje de ser gallina.
Diario HOY, 30 de mayo de 1986

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