jueves, 18 de enero de 2018

La Patrona y la política


Hoy es el día de la Patrona, Nuestra Señora de la Montaña, imagen a la que tienen devoción todos los cacereños, aparte del credo político que profesen.
A lo largo de más de un siglo de devoción, a esta imagen se han registrado infinidad de anécdotas que atestiguan que en ese amor a la Madre de la Montaña no ha habido distinción de ideales, credos, ni situaciones sociales. Todos los cacereños estamos de acuerdo en la reverencia y devoción a esa imagen de la Patrona, aunque alguno confiesa “no creer en los curas”. Ya conté cómo en los tiempos difíciles de la República, cuando se prohibieron las procesiones, para celebrar la de esta Virgen se le extendió un carnet del partido socialista, con lo que la procesión se convirtió en la “manifestación con una camarada”.
Pero eso aparte, hemos de registrar que este año, más que nunca, la visita diaria a la Virgen, mientras ha permanecido en la Concatedral, ha registrado el lleno total de una cita diaria y multitudinaria que convertía las calles de ida a la Concatedral en un hormiguero humano. Es curioso contrastar un fenómeno que se dio los primeros años de la democracia, que fue que —aparentemente— la devoción decayó algo en cuanto a la asistencia a la “visita” y las novenas. Había esas dudas de si, siendo de izquierdas, se vería bien el que se fuera a la visita tradicional de la Patrona. Eran las mismas dudas que muchos creyentes de la izquierda (o recién llegados a ella) tenían en lo de asistir o no a la misa. Se pensaba que esto podría tildarles de menos demócratas y hasta podría suponerles una llamada de atención de su partido del que a lo mejor tenían carnet reciente. Afortunadamente estos miedos pasaron y ahora se entiende que la devoción religiosa, o el amor a la Virgen de la Montaña, es una cosa, y la filiación política otra. En fin, un signo de madurez que conviene se señale.
Diario HOY, 4 de mayo de 1986

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