martes, 16 de enero de 2018

La teoría y la práctica


Hay aspectos cotidianos, del devenir de todos los días, en los que la teoría no se corresponde con la práctica. Dicho de otro modo: hay una indefensión en la práctica, de cosas que en la teoría estamos perfectamente defendidos. Para explicarlo más claramente voy a recurrir a dos casos sucedidos aquí, alguno de ellos conocido con lo que el lector podrá darse cuenta de lo que quiero decir.
A una persona, cuyo nombre no viene al caso, le colgaron del balcón del piso de su propiedad, sin solicitarle permiso de ningún tipo, un cartel luminoso. Protestó en la comunidad de vecinos a la que pertenecen él y “el colgante” del cartel, y no le valió nada, ya que en reunión celebrada, el que le colgó el cartel se negó en redondo a quitarlo y allí sigue, puesto que la única solución era llevar el asunto al Juzgado, pero el dueño del balcón echó cuentas de lo que le costarían abogados, procuradores, etc. y, aunque chinchado, prefirió que el fresco del cartel se saliera con las suyas. Como ven, teóricamente el dueño del balcón está defendido del ataque de cualquier desahogado, pero prácticamente  el desahogado se salió con las suyas.
Ahora, el segundo. Ustedes conocen de sobra el caso del señor Aterido, que prestó a la Institución Cultural “El Brocense” un cuadro de su propiedad, que esta Institución le ha estropeado, habiendo sido infructuosas cuantas gestiones ha hecho para que le subsanen el daño, aun a pesar de tener en su poder un recibo de haber prestado el cuadro. El director de la entidad, Romano García, se ha negado en redondo a oír hablar del asunto y el perjudicado, Emilio Aterido, tras consultar a un abogado nos decía: “Me queda la acción judicial, pero para utilizar un abogado y un procurador tengo que desembolsar unas 200.000 pesetas de momento. Habrá otros gastos, que habrá que hacer, y en el mejor de los casos me darán la razón valorando el cuadro en doscientas o trescientas mil pesetas, o aún más, pero yo habré tenido que gastar tanto o más dinero que lo que lo que vale el cuadro, para reclamar una cosa que me ha estropeado otro que se queda tan tranquilo.”
Diario HOY, 11 de abril de 1986

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