sábado, 20 de enero de 2018

Los ricos también sudan


Yo no voy a criticarle a Elías Romero Perino, el único acertante de la “loto”, paisano nuestro de Aldeanueva de la Vera, el que no quisiera “dar la cara” ante los informadores por haberle tocado los 200 millones de pesetas. Posiblemente usted o yo, en su caso (ojalá nos encontremos algún día) habríamos hecho lo mismo, lo que sí quiero comentar es su “mala suerte dentro de la buena suerte”. Voy a ver si soy capaz de explicarme.
Sin duda, el primer susto que sufrió surgió cuando supo su fortuna, y el segundo fue el producido por no saber dónde esconderse para que le dejaran en paz los periodistas y los familiares.
Estos últimos más pegajosos por ser él el millonario de la familia y al que se puede acudir en petición de dinero que, dicho sea de paso, no debe ser fácil obtener de Elías, cuando lió la que lió en el momento que Josefa, su esposa, le dijo que aquello eran “bienes gananciales” y a ella le correspondía la mitad. Este debió de ser otro “trago” para Elías que, estamos seguros, debe pensar que no gana para sustos desde que tienen en el banco tal pila de millones. La cosa con Josefa Muñoz Parrón, su mujer, se arregló tras de la agria disputa que enfrentó durante unos días a la familia de uno y otro y a los consejeros de ambas partes y, cuando se disponían a hacer una fiesta por todo lo alto el miércoles, surge una nueva zozobra, la del vasco que reclama la mitad del precio, Joaquín Aldanondo, un camionero de Guipúzcoa, que ahora se sale con que tiene un boleto premiado del mismo día.
Cierto que ese boleto tiene un error en el número del sorteo y cierto que la reclamación vasca está fuera del plazo de los once días que da el reglamento, pero si toma cartas en el asunto su autonomía y lo hace cuestión de honor, no sabemos qué sacaría nuestro paisano recurriendo a la defensa de Rodríguez Ibarra. En fin, que esto de ser rico trae sus disgustos y sudores aunque “los duelos con pan son menos” y con 200 millones hay para comprar muchos chuscos.
Diario HOY, 28 de mayo de 1986

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