miércoles, 3 de enero de 2018

Nos largarán la escoba


Yo no sé si ustedes se acuerdan de ese juego de la escoba. Se trata de un juego-baile muy entretenido en el que se permite el cambio de parejas mediante la entrega a cambio de una escoba que se pasa de unos a otros hasta que, como las parejas están descabaladas el último se queda de “tonto”, solo con la escoba, sin tener a quien entregársela. Hay otro juego, que también puede valernos, que es ese de las sillas. Se pone una serie de sillas, pero siempre una silla menos del número de comensales, que bailotean a su alrededor, y a una señal todos se sientan, menos el que no logra silla que se queda de “tonto”, con el lógico pitorreo de los demás. No sé si estos y algún otro juego más encajan mucho con lo que a mí me han explicado que es el IVA, pero a mí se me antoja que son los ejemplos que mejor vienen al caso y, como todos tratan de explicarse van a permitirme que exprese yo mi punto de vista.
Esto del Impuesto del Valor añadido es una especie de “falsa monea” que no pagan ni el industrial ni el comerciante, sino que se la van pasando de unos a otros, como en el ejemplo mío de la escoa, hasta que el último que es el consumidor, se queda de “tonto” final y paga por todos (el tanto por ciento que le han venido cargando las distintas manos) quedándose por tanto con la escoba y posiblemente hasta con el escobillo, porque dígame usted quién le garantiza al “tonto” final —que somos usted y yo— que no se le ha “ido la mano” a alguno de los recaudadores intermediarios, aunque sólo sea por curarse en salud, y no ha cargado el doble, amparándose en eso de que nadie lo entiende. En fin, yo no las tengo todas conmigo, y lo mismo que digo de la escoba o de la silla, puede imaginarse con un balón o con una patata caliente que al que le va a quemar las manos es al último y, oiga esto no me parece muy serio para un Mercado Común que se las da de tal, sobre todo porque el poder adquisitivo de los españoles es mucho menor que el de otros comunitarios; pero al final nos largarán la escoba.
Diario HOY, 3 de diciembre de 1985

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.