lunes, 19 de febrero de 2018

Lo taurino en nuestras ferias


Tenía que tronar muy gordo” —como suele decirse— para que se suspendieran las corridas en Cáceres, desde que nuestra plaza comenzó a prestar sus servicios allá por el año del Señor de 1846. No quiere decir esto que exista una estadística de las ferias en las que no hubo corridas, aunque podría hacerse una labor de investigación en este sentido, ya que nuestra feria de mayo es bastante más joven que nuestro coso taurino, puesto que nuestra feria grande procede de 1896, más o menos. Pero, de todos modos, volvemos a decir que, cosas muy trascendentes tenían que ocurrir aquí para que, como ahora nos han hecho, se nos quedara sin corridas o espectáculos taurinos en ferias. Ello hace decir a los aficionados actuales que en Cáceres ha habido dos empresarios que podrían colocarse en los extremos de promoción de la fiesta: en el lado positivo figuraría Diodoro Canorea, y en el negativo, Joaquín Miranda. Pero dejemos esto aparte y, por curiosidad, vamos a estudiar las razones más señaladas por las que nos dejaron sin toros los pasados años.
En 1854 y 1855 Cáceres quedó por primera vez en su plaza nueva sin corridas, ya que no pudieron celebrarse a cuenta del cólera que asolaba nuestra población. En 1885 y en 1890 se dieron las mismas causas, pero en la última de estas fechas porque se había acordonado la villa y no se dejaba entrar ni salir a nadie.
Entrando ya en nuestro siglo, las causas comenzaron a ser otras y tenía que ocurrir algo muy sonado para suspender los toros, excepto en 1902 que fueron suspendidos por discrepancias entre el alcalde y la Comisión de Festejos. Por lluvia se suspendieron un montón de veces, como en 1922, en 1960 y en 1961, entre otras. Hubo un caso curioso en 1917, en que se cambió la corrida por novillada para que toreara el paisano “Angelete”, que lo hizo alternando con “Nacional” y Manuel Lavín, Pero el caso más curioso de suspensión ocurrió e 1959, en que el gobernador civil no autorizó la corrida por falta de peso y trapío. Se trataba de la ganadería de María Terrones, de Salamanca.
Diario HOY, 30 de mayo de 1987

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