jueves, 8 de febrero de 2018

Nuestro fondo supersticioso


El tema de la calabaza que robaron, seguramente por superstición religiosa, de la cueva de Francisco de Paniagua, en la ermita de la Montaña, hecho al que me referí hace unos días, ha suscitado el recuerdo de otras supersticiones de tipo religioso, o pseudoreligioso, que en nuestra tierra hubo y a las que me referiré, aunque sólo sea por entretenimiento.
En algunos pueblos de Cáceres, y parece que en la propia Concatedral de Santa María, hace años, las mocitas casaderas a las que no les salía novio tenían la costumbre de sobarle el cordón a la imagen de  San Antonio (con lo que el cordón estaba realmente mugriento), para pedirle marido y, caso de no salirle, le “secuestraban” al Niño (que era de quita y pon) hasta que algún galán se decidía a abordarlas. No es de extrañar esta costumbre que es muy “civilizada” si la comparamos con otra, más antigua, que existió en el partido de Llerena y que resume la copla que solía cantarse:
“Tú fuiste la que metiste
a San Antonio en un pozo
y le diste zambuyías
pa que te saliera novio”.
Esto de meter a los santos en remojo era una costumbre muy corriente, pero por otras razones, como era la de pedirles lluvia. Se dice que esto hacían en Alía y Santiago del Campo con la imagen de San Pedro. En Garbayuela hacían lo mismo con la de San Blas y en Jaraíz con la de San Bernabé, al que llevaban al pilón adosado a su ermita y le cantaban:
“San Bernabé,
a los tres días ha de llover,
mas si no llueve,
chapuzón con él.”
En Torrejoncillo, también de muy antiguo, le colgaban a San Pedro una canastilla con sardinas, o le metían una en la boca para que, al producirle sed, se acordara del agua.
Estas cosas se hacían hace muchos años y uno puede pensar que esas supersticiones pasaron a la historia, pero, ¿qué me dicen ustedes de la imagen de San Pancracio, que tanto se vende en la actualidad?. Por si alguno no lo sabe, a esa imagen, poniéndole perejil y un décimo de lotería bajo su peana, es suficiente para que uno se convierta en millonario.
Diario HOY, 23 de enero de 1987

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